Intento escribir desde el viernes pasado, más que nada para compartir la noticia de que me quitaron el último drenaje que me faltaba por quitar, que podía ducharme y que bajaba la temperatura.... Justo antes de ir al médico, sin esperanzas de nada, pensé en contarles el Yin y el Yan de mi día a día hasta entonces lo que se traducirá en dos fotos:
Foto 1: lo que todos ven...
Foto 2: La realidad debajo de lo que todos ven...
Pero la entrada quedó truncada con otra realidad. Además del drenaje me quitaron las gasas y eso significaba que podía estar con mis dos notetas al aire debajo de mi camiseta.
Tuve miedo de mirarme al espejo. Mi amiga Sonia a la distancia me decía "no pasa nada si no te miras hoy al espejo, y tampoco pasa nada que no te atrevas a bañarte, hazlo cuando estés segura".
Le hice caso. En parte, claro.
Nos fuimos a caminar. Yo pensaba si mirarme, si ducharme, si las dos cosas o incluso ducharme a oscuras... Y de repente, en medio de Salguero y Av. del Libertador siento mi camiseta empapada del lado izquierdo... Era nada más ni nada menos que el agujero donde había tenido el drenaje que empezó a largar líquido otra vez. En medio de la calle y como pude frené la catarata con unos pañuelos de papel y volvimos a casa. Me levanté la camiseta, me hice una cura y coloque una gasa nueva. Me cambié la camiseta sin espejos y me fui a tomar mate a la cocina. A los 5 minutos, zas! Otra catarata del ex drenaje, vuelta a repetir la maniobra... Mientras pensaba como iba a hacer por la noche porque si volvía a echar líquido de esa forma al día siguiente no solo iba a tener que lavar el pijama. Al final la solución más acertada que se me ocurrió fue ponerme la gasa y encima un protector diario femenino. Si funcionó? Hombre por dios.... La duda ofende... Por supuesto que funciono.
Ese día por la noche, con rabia y dolor decidí mirarme al espejo y me sentí un monstruo. Me cagué en toda la pelotudez de la nueva escuela que intenta que dejemos de la lado las palabras negativas tipo guerra o batalla cuando nos referimos a esta enfermedad... Que coño. Yo me cago en esta nueva vertiente zen porque el cerebro pensante al que se le ocurre tal gilipollez no creo que haya pasado por esto, y lo que creo es en la libertad de pensar en todos sus aspectos. Cada uno lleva como puede este camino, el que quiera pensar que es mejor para su tratamiento sentir que ha declarado la paz con la enfermedad, pues adelante. Yo no. Tengo cicatrices feas, profundas. Heridas de guerra son las que yo veo, las que yo curo. Lloro, me seco las lágrimas y entonces siento que solo son dos tetas que ya no están y que la vida es otra cosa.
Al día siguiente fui incapaz de ducharme pero para curarme tenia que al menos volver a enfrentarme al espejo. La cicatriz de la teta en teoría buena (hay que esperar todavía el estudio patológico) me ha provocado un sentimiento de ternura, por llamarlo de alguna forma. Sin embargo, la cicatriz de la teta izquierda, la afectada, me ha provocado asco, rencor, odio, tristeza, rabia, llanto y angustia.
Me cure, me vestí y salí del baño. Incapaz de meterme en la ducha. No era quien a enfrentarme al agua, a sentir el agua en mi cuerpo. Me regale 24 hs. más. Mientras, a la velocidad de la luz tenía que adaptarme a todas esas nuevas reglas de juego que no solo eran mirar cicatrices... Eran curarlas, tocarlas, asumirlas... Recobrar poco a poco la sensibilidad de mi torso, volver a dormir de lado, hacer los ejercicios para recuperar movilidad de mi brazo izquierdo.... Todo eso y aún lo peor. Mostrar con mucha vergüenza de mi parte a Noa y a Salva mi nuevo mapa corporal.
Volví a respirar hondo un día después. Deje correr el agua. Tenía tanto miedo a esta nueva sensación del agua en mis cicatrices. Miedo a quemarme con el agua. Miedo a frotar con el jabón. Miedo. Sencillamente miedo. Y ante el miedo me sumerjo en inconsciencia y lo enfrento. Por fin el agua tocaba mi piel. Lo había logrado.
Cuando me seque, aluciné. Por mas que me higienice lavandome las partes, limpiandome con alcohol y pasándome toallitas húmedas, resulta que después de 19 días sin ducharme, al secarme note que me descamaba entera. Piel seca muerta pegada por todos lados. El toallón lleno llenita de esa piel como si fuera mierda seca. Cosas que pasan. Cosas que pesan. Pero ya está limpia y había dado un paso más. Ahora tocaba mostrar mi realidad a Salva y a Noa.
Me hice fotos. Algunas malas y otras peores porque Noa hacía días que me preguntaba si podía ver las heridas. Y creí que un primer contacto podía ser por fotos. Por ellos y por mi. Primero le mostré las fotos a Salva y luego le mostré las fotos a Noa. A día de hoy todavía no me expuse a que me vieran el torso en directo, tiempo al tiempo.
Pensé mucho en publicar alguna foto de mis cicatrices. Lo voy a hacer. Si no les apetece verla pues ahora mismo cerrar la página. Y no lo hago por el morbo ajeno. Simplemente me pregunto por qué pueden salir frases aterradoras e imágenes implícitas de diferentes tipos de cáncer en las cajas de cigarrillos y sin embargo nunca vi estás imágenes en las cajas de tampones o toallitas femeninas concienciando a las mujeres a que se hagan todo tipo de exámenes, desde el autoexamen hasta pagando una eco ante cualquier mínima sospecha porque hoy nuestra verdadera esperanza de vida radica en la prevención y en el diagnóstico precoz. Ojalá alguna empresa de cuidados femeninos me contacte para este fin, porque si ocurriera ese milagro yo regalo está foto para hacer campaña de prevención o para que se destinará un porcentaje de venta a la investigación.
Tuve la mala suerte de toparme en España con médicos que se han tirado casi un año debatiendo si me cambiaban el DIU o no, mientras yo desde mi ignorancia preguntaba si pensaban hacerme una eco mamaria o una mamografía porque ya tenía más de 45 años... Y luego de palpar siempre, fuera quien fuera, la misma respuesta: NO hasta los 50 porque no hay antecedentes de cáncer de mama. Hala! Pues ahora me lo diagnostican con 48 (el cáncer tampoco sabe de edades), ni pa ti, ni pa mi. Al menos me queda de consuelo haber sentado precedente y que esto valga para la prevención de Noa. Pero como de todo lo malo rescato lo bueno y es haber decidido hacer el tratamiento en Buenos Aires porque gracias a eso Francisco Santillán, Enrique Díaz Cantón y Lucía Beccar Varela poner todo lo clínica y humanamente posible para salvar mi vida.
Y para finalizar, al menos por hoy quiero dejar claro que no, que NO estoy haciendo las paces con el cáncer. Simplemente a través de contar mi historia en este blog, las paces las estoy haciendo conmigo misma.
Cuando me seque, aluciné. Por mas que me higienice lavandome las partes, limpiandome con alcohol y pasándome toallitas húmedas, resulta que después de 19 días sin ducharme, al secarme note que me descamaba entera. Piel seca muerta pegada por todos lados. El toallón lleno llenita de esa piel como si fuera mierda seca. Cosas que pasan. Cosas que pesan. Pero ya está limpia y había dado un paso más. Ahora tocaba mostrar mi realidad a Salva y a Noa.
Me hice fotos. Algunas malas y otras peores porque Noa hacía días que me preguntaba si podía ver las heridas. Y creí que un primer contacto podía ser por fotos. Por ellos y por mi. Primero le mostré las fotos a Salva y luego le mostré las fotos a Noa. A día de hoy todavía no me expuse a que me vieran el torso en directo, tiempo al tiempo.
Pensé mucho en publicar alguna foto de mis cicatrices. Lo voy a hacer. Si no les apetece verla pues ahora mismo cerrar la página. Y no lo hago por el morbo ajeno. Simplemente me pregunto por qué pueden salir frases aterradoras e imágenes implícitas de diferentes tipos de cáncer en las cajas de cigarrillos y sin embargo nunca vi estás imágenes en las cajas de tampones o toallitas femeninas concienciando a las mujeres a que se hagan todo tipo de exámenes, desde el autoexamen hasta pagando una eco ante cualquier mínima sospecha porque hoy nuestra verdadera esperanza de vida radica en la prevención y en el diagnóstico precoz. Ojalá alguna empresa de cuidados femeninos me contacte para este fin, porque si ocurriera ese milagro yo regalo está foto para hacer campaña de prevención o para que se destinará un porcentaje de venta a la investigación.
Tuve la mala suerte de toparme en España con médicos que se han tirado casi un año debatiendo si me cambiaban el DIU o no, mientras yo desde mi ignorancia preguntaba si pensaban hacerme una eco mamaria o una mamografía porque ya tenía más de 45 años... Y luego de palpar siempre, fuera quien fuera, la misma respuesta: NO hasta los 50 porque no hay antecedentes de cáncer de mama. Hala! Pues ahora me lo diagnostican con 48 (el cáncer tampoco sabe de edades), ni pa ti, ni pa mi. Al menos me queda de consuelo haber sentado precedente y que esto valga para la prevención de Noa. Pero como de todo lo malo rescato lo bueno y es haber decidido hacer el tratamiento en Buenos Aires porque gracias a eso Francisco Santillán, Enrique Díaz Cantón y Lucía Beccar Varela poner todo lo clínica y humanamente posible para salvar mi vida.
Y para finalizar, al menos por hoy quiero dejar claro que no, que NO estoy haciendo las paces con el cáncer. Simplemente a través de contar mi historia en este blog, las paces las estoy haciendo conmigo misma.
#tengocancerperonotengomiedo
#resistiresvencer
#rendirsenoesunaopcion
#lafamiliaesprimero
#ladelpeloazul
#baires
#mandingatattoo
#ecocontraelcancer
#cancer
#cancerdemama
#graciastotales
#vuestrocariñonoshacemasfuerte
Ay Andrea, me dejas sin palabras, qué fuerte estás siendo!! Tetas no tendrás, pero tienes dos ovarios como dos carretas! Mucho ánimo, ya irán las aguas encontrando su cauce poco a poco
ResponderEliminarTe admiro. Abrazo!
ResponderEliminarHoy he llorado contigo, Andrea.
ResponderEliminarTe envío un abrazo tan fuerte como puedas soportar.
Besitos,
Lupe.
Andrea eres una campeona,ánimo y un abrazo muy grande.
ResponderEliminarGracias por tu valentía. Concienciar es muy importante. Prevenir más. Nos lo dejas claro. Nos ayudas. Gracias otra vez. Mucho ánimo...
ResponderEliminarSiempre hacia adelante, como eres, como te muestras, fuerte y luchadora. Me has llegado al corazón 😘
ResponderEliminar